Como todos los viajes que he realizado, siempre han sido especiales, ya no sólo por el simple hecho de disfrutar de unas vacaciones y de salir de casa sino porque este viaje tenía algo especial: era mi primer crucero.
Esta situación ha "provocado" que no lo disfrute de igual manera sino más que un niño en un parque de atracciones. Sólo pensaba en hacer fotos y recorrer todas los rincones del barco que fuesen accesibles: tiendas de souvenirs, licorerías, perfumería, joyería, relojería, casino, teatro, piscinas, restaurantes, heladería, gimnasio, spa, jacuzzi, peluquería, discotecas, etc. Todo estaba allí, al alcance de todos los cruceristas para disfrutarlo y, como no, yo no iba a ser menos.
Desde el primer momento saqué la cámara, incluso antes de deshacer la maleta y empecé a apretar el botón. En una semana alrededor de 500 fotos. El barco es tan grande que mi vista no lo abarcaba entero y andaba por los 13 puentes o cubiertas (del 1º al 4º no se puede acceder porque son para la tripulación y máquinas) con cámara en mano. Igual tengo que apuntarme a clases de fotografía y cine. Por dentro está cuidadísimo, limpio y es confortable. Al más puro estilo italiano. Es un momento para fijarse en todo lo que hay. El trato de la tripulación con los cruceristas es exquisito, son amables y siempre con una sonrisa en la boca.
Los camarotes tanto los exteriores, donde fui yo, como en la suite, en la cual fue un matrimonio conocido, parecen nuevos; es una barco del 2002, con lo cual no da un aspecto clásico. Nada más llegar al camarote, en el que ya estaban las maletas, teníamos la programación de los espectáculos de esa misma noche y cuando volvimos de cenar nos encontramos con la programación del día siguiente, todo lo que ocurríría en el barco durante todo el día de navegación. Nos entregaban dos folletos a lo largo del día, uno en el que se informaba sobre la escala del siguente día y otra con la programación del barco con los horarios del desayuno, almuerzo, comida , lunch, y cena. También con los bares y cafeterías abiertas y sus horarios, venta de articulos de la naviera (videos, camisetas, maquetas de barcos, souvenirs...), gimnasia, bingo, horarios de atención al público en diferentes lenguas...Todo muy completo.
Sin duda uno de lo que más me impresionó fueron los espectáculos, muy cuidados, con una gran variedad y algunos de ellos más visuales que dejaban huella. Lógicamente, uno de los mejores divertimentos era al final de la noche en la discoteca, donde conocimos gente de nuestra edad y no parábamos de cantar y bailar...lo que al final me dejó con afonía. Buen juego de palabras: en el MSC Sinfonía y con afonía.
Mi experiencia ha sido muy divertida y gratificante, y sólo pienso en hacer otro dentro de poco para poder entrar a este blog y contaros una nueva experiencia.
MSC Sinfonía (2 de abril de 2008)