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Hemos estado varias, muchas, veces en Ajaccio y sus alrededores, en crucero y de viaje, así que os contamos por encima qué se puede visitar.
La isla de Córcega se divide en dos zonas: 2A (Ajaccio) al Sur y 2B (Bastia) al Norte, aunque la línea provincial que traza es más diagonal.
La entrada a Ajaccio en puerto es una maravilla sobre todo si se coge al amanecer o al atardecer o con buena luz. Es una bahía relativamente grande o pequeña según se mire. Vamos a dejar a la parte de la derecha la zona de Porticcio que es más turística en verano con restaurantes a pie de playa, motos de agua y otros deportes acuáticos (20 minutos con la línea 8 de bus), como zona más selecta, y a la parte izquierda las Iles Sanguinaires justo al final de la ruta que lleva el mismo nombre. De camino (y fuimos en verano) nos encontramos un bar escondido en una calita.
Eso sí, algunos queríamos playa y grande así que nos marchamos al otro lado de la ciudad pasando el puerto (hay que ir en taxi).
Esta pequeña ciudad es especial por dos cosas: Napoleón y por su gente. Nos dimos cuenta (y ya hemos ido varias veces) que son muy mediterráneos, acogedores y su francés tiene un acento especial que nos gusta mucho. Y, su buen embutido.
Seguimos. Para conocer la ciudad y saliendo del puerto de la terminal Gare Maritime et Routiére cogimos a la izquierda la avenida Quai de la Republique que nos lleva hasta una plaza central donde podremos encontrar bares y en verano muchos puestos de comida, ropa y mercadillo interesante.
De allí nos pasamos a la plaza Foch con un parque central donde veremos a su estandarte: Napoleón. En este punto hay que buscar a la derecha nuevamente la calle Fesch que es la zona más comercial de la ciudad junto con la avenida Cours Napoleón. Si la tomamos hasta el final llegaremos a la renovada Place du General Charles de Gaulle, que linda con la Av. de Paris (en cuyo final encontramos La Grotte en la Plaza de Austerlitz donde jugaba Napoleón) y Boulevard Albert 1er que nos llevó hasta las Iles Sanguinaires (cogimos la línea 5).
Desde aquí a un minuto a pie vimos la Catedral y la Maison de Bonaparte. En el caso de que la parada dure más de un día, es bueno acercarse hasta el Boulevard Pascal Rossini que es donde están los bares de moda, discoteca, casino y la playa Saint-François. Al final encontramos la fortaleza o Citadelle.
Para comer nosotros decidimos coger un taxi e irnos al puerto de los yates y barcos y optar por un buen plato de marisco.
Terminando la visita corta de la ciudad, y si el horario lo permite, aunque seguramente haya que elegir, y de otro viaje anterior, nuestra principal recomendación desde Ajaccio (porque podríamos citar muchas más zonas impresionantes tales como Bonifacio y las Islas Lavezzi, Porto Vecchio…) es ir a visitar las Calanques de Piana hacia el norte pasando por Cargese. Es una carretera de sólo dos carriles al borde de acantilados. Se demora mucho y se necesitan unas 2h para llegar. Por cierto, obligatorio comprar las típicas pastas corsas.
Si alguien desea un minirestaurante exótico Chez Francis es o era el mejor. Es caro, pero es excepcional y está a las afueras de la ciudad, pasando Porticcio, en una cala que hay que saber ir (es decir, no la conocen los turistas) y te puedes encontrar sólo y con yate de fondo.