Los numerosos contratiempos de los cuales vienen siendo escenario los aeropuertos internacionales -ya sea a raíz del peligro de ataques terroristas, la nube volcánica que pasó por el hemisferio norte el año pasado o los extremos climáticos provocados por el calentamiento global- están alentando un meteórico incremento en los viajes en crucero. Este es el único sector de la industria turística mundial que no ha sufrido los efectos de la Gran Recesión y que disfruta de un crecimiento sostenido.
Desde 1990, el número de pasajeros ha venido aumentando a razón de 7,2% por año. En el período 1980-2009, más de 176 millones de personas viajaron en cruceros de más de dos días de duración. De ellos, un 40% lo hizo en los últimos cinco años.
En Gran Bretaña, el auge ha sido espectacular. Tan sólo durante 2010, 300 cruceros zarparon o hicieron escala en estas costas.
La Asociación Británica de Transporte Marítimo de Pasajeros (PSA, según sus siglas en inglés) predice para este año un incremento del 20% en el número de naves y del 8% en el de turistas, lo que llevará el total a 1,7 millones de pasajeros. Entre los destinos de larga distancia más populares se encuentran América latina (incluida Buenos Aires) y la Antártida.
Penny Guy, vocera de la PSA, atribuye el éxito a las ventajas tanto de comodidad como económicas que los turistas encuentran en este servicio. "La gente sabe que cuando viaja en un crucero tiene todo resuelto con un solo ticket: la comida, el transporte, el alojamiento y el entretenimiento. Es por eso que, al sacar las cuentas, se dan cuenta de que ésta es la mejor forma de ahorrar dinero y estrés."
Es el último de estos factores lo que ha llevado a varios operadores a tirar por la borda los paquetes turísticos con líneas aéreas para echar ancla en lo que consideran que son las "más serenas aguas" de los cruceros.
"Nuestros clientes no quieren más pasar buena parte de sus vacaciones haciendo colas interminables, sin poder cargar una botella de agua o una tijera para cortarse las uñas por razones de seguridad y a veces durmiendo en corredores tras ver sus vuelos cancelados, cuando lo único que quieren es un merecido descanso. Ellos están cansados y nosotros también. Es por eso que hemos decidido dedicarnos exclusivamente a ofrecer cruceros", explica Stephen Bath, director de Bath Travel, una de las principales agencias de turismo inglesas.
Cambio visible
El impacto de este cambio de ruta ya está empezando a hacerse notar. En el sur de Inglaterra -la zona más próspera del Reino Unido- el aeropuerto regional de Bournemouth mejoró sus instalaciones para servir a unos 3 millones de pasajeros, a un costo de US$ 60 millones.
Pero en 2010 la firma aérea local Palmair cayó en bancarrota y su principal aerolínea de bajo costo, la irlandesa Ryanair, suspendió todos los vuelos por falta de demanda. En los últimos seis meses, sólo un vuelo despegó por día desde Bournemouth.
La situación es totalmente distinta en el cercano puerto de Southampton. El tráfico marítimo es tan intenso y animado que recuerda aquella época en la cual tenía sentido para los británicos cantar la patriótica Rule, Britannia! Britannia rule the waves! (¡Gobierna Gran Bretaña! ¡Gran Bretaña gobierna las olas!).
A Buenos Aires
Infinidad de barcos con dirección a los fiordos noruegos, la islas Canarias y el Mediterráneo echan proa todos los días desde allí, al igual que cruceros trasatlánticos hacia los Estados Unidos, el Caribe y América del Sur.
La firma de capitales noruegos Fred Olsen Cruise Lines, por ejemplo, ofrece un periplo de 55 días, en condiciones de pleno lujo, desde Southampton hasta Buenos Aires por entre 7000 y 25.000 dólares.
El aumento en la actividad ya ha motivado multimillonarias inversiones. Southampton está construyendo una quinta terminal, la cual convertirá a este puerto en el eje central de las comunicaciones marítimas de Europa del Norte.
A un costo de US$ 55 millones, se estima que la nueva estación impulsará la economía local a razón de 200 millones anuales tan pronto abra sus puertas, en 2013.
La capacidad incrementada de Southampton para acomodar las naves de mayor tamaño del mundo, como el Oasis of the Seas y el Allure of the Seas (con media docena de piscinas, casinos, campos de minigolf, etcétera) se cree que contribuirá a atraer cruceros a otros puertos británicos.
El aledaño de Portsmouth ya ha empezado a sacar beneficio del imán de su vecino, con la llegada de nuevos barcos internacionales en dirección a España, Francia y el norte de Africa.
El norteño de Liverpool, sede la de la tradicional firma naviera Cunard -propietaria del Queen Mary 2, entre otros- apunta aún más alto. Con fondos de la Unión Europea, se dispone a construir también una nueva terminal con vistas a dominar la mayor parte del tráfico trasatlántico.
TENDENCIA GLOBAL
70 Son los millones de pasajeros que viajaron en un crucero de más de dos días en los últimos cinco años.
Desde 1990, el número de pasajeros ha venido aumentando a razón de 7,2% por año. En el período 1980-2009, más de 176 millones de personas viajaron en cruceros de más de dos días de duración. De ellos, un 40% lo hizo en los últimos cinco años.
En Gran Bretaña, el auge ha sido espectacular. Tan sólo durante 2010, 300 cruceros zarparon o hicieron escala en estas costas.
La Asociación Británica de Transporte Marítimo de Pasajeros (PSA, según sus siglas en inglés) predice para este año un incremento del 20% en el número de naves y del 8% en el de turistas, lo que llevará el total a 1,7 millones de pasajeros. Entre los destinos de larga distancia más populares se encuentran América latina (incluida Buenos Aires) y la Antártida.
Penny Guy, vocera de la PSA, atribuye el éxito a las ventajas tanto de comodidad como económicas que los turistas encuentran en este servicio. "La gente sabe que cuando viaja en un crucero tiene todo resuelto con un solo ticket: la comida, el transporte, el alojamiento y el entretenimiento. Es por eso que, al sacar las cuentas, se dan cuenta de que ésta es la mejor forma de ahorrar dinero y estrés."
Es el último de estos factores lo que ha llevado a varios operadores a tirar por la borda los paquetes turísticos con líneas aéreas para echar ancla en lo que consideran que son las "más serenas aguas" de los cruceros.
"Nuestros clientes no quieren más pasar buena parte de sus vacaciones haciendo colas interminables, sin poder cargar una botella de agua o una tijera para cortarse las uñas por razones de seguridad y a veces durmiendo en corredores tras ver sus vuelos cancelados, cuando lo único que quieren es un merecido descanso. Ellos están cansados y nosotros también. Es por eso que hemos decidido dedicarnos exclusivamente a ofrecer cruceros", explica Stephen Bath, director de Bath Travel, una de las principales agencias de turismo inglesas.
Cambio visible
El impacto de este cambio de ruta ya está empezando a hacerse notar. En el sur de Inglaterra -la zona más próspera del Reino Unido- el aeropuerto regional de Bournemouth mejoró sus instalaciones para servir a unos 3 millones de pasajeros, a un costo de US$ 60 millones.
Pero en 2010 la firma aérea local Palmair cayó en bancarrota y su principal aerolínea de bajo costo, la irlandesa Ryanair, suspendió todos los vuelos por falta de demanda. En los últimos seis meses, sólo un vuelo despegó por día desde Bournemouth.
La situación es totalmente distinta en el cercano puerto de Southampton. El tráfico marítimo es tan intenso y animado que recuerda aquella época en la cual tenía sentido para los británicos cantar la patriótica Rule, Britannia! Britannia rule the waves! (¡Gobierna Gran Bretaña! ¡Gran Bretaña gobierna las olas!).
A Buenos Aires
Infinidad de barcos con dirección a los fiordos noruegos, la islas Canarias y el Mediterráneo echan proa todos los días desde allí, al igual que cruceros trasatlánticos hacia los Estados Unidos, el Caribe y América del Sur.
La firma de capitales noruegos Fred Olsen Cruise Lines, por ejemplo, ofrece un periplo de 55 días, en condiciones de pleno lujo, desde Southampton hasta Buenos Aires por entre 7000 y 25.000 dólares.
El aumento en la actividad ya ha motivado multimillonarias inversiones. Southampton está construyendo una quinta terminal, la cual convertirá a este puerto en el eje central de las comunicaciones marítimas de Europa del Norte.
A un costo de US$ 55 millones, se estima que la nueva estación impulsará la economía local a razón de 200 millones anuales tan pronto abra sus puertas, en 2013.
La capacidad incrementada de Southampton para acomodar las naves de mayor tamaño del mundo, como el Oasis of the Seas y el Allure of the Seas (con media docena de piscinas, casinos, campos de minigolf, etcétera) se cree que contribuirá a atraer cruceros a otros puertos británicos.
El aledaño de Portsmouth ya ha empezado a sacar beneficio del imán de su vecino, con la llegada de nuevos barcos internacionales en dirección a España, Francia y el norte de Africa.
El norteño de Liverpool, sede la de la tradicional firma naviera Cunard -propietaria del Queen Mary 2, entre otros- apunta aún más alto. Con fondos de la Unión Europea, se dispone a construir también una nueva terminal con vistas a dominar la mayor parte del tráfico trasatlántico.
TENDENCIA GLOBAL
70 Son los millones de pasajeros que viajaron en un crucero de más de dos días en los últimos cinco años.
Fuente: La Nación
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